Estudio Bíblico

Estudio Bíblico: Cuaresma 4 (C) – 2019

March 31, 2019


Josué 5:9-12

Mientras continuamos nuestro viaje durante la Cuaresma, estamos invitados a tener una conciencia más profunda de nuestra esclavitud al pecado y de los momentos de decisión de umbral en nuestras vidas. En esta coyuntura del Libro de Josué, los israelitas se encuentran en un umbral entre el desierto y la Tierra Prometida. La gente cruzó el Jordán, Josué acaba de circuncidar a la nueva generación y los israelitas están listos para conquistar la ciudad de Jericó.

El cambio de Israel de la absoluta dependencia del milagro del maná a proveerse por sí mismos de la tierra, representa un punto de inflexión en la identidad y la relación del pueblo con Dios. Como lectores de la Biblia hebrea hoy, debemos contraponer la transformación de los antiguos esclavos que anhelaban un lugar para prosperar con los hechos de los soldados israelitas en el próximo capítulo, cuando “mataron a filo de la espada a hombres, mujeres, jóvenes y viejos…Todo lo destruyeron por completo” (Josué 6:21). ¿Fue inevitable esta destrucción? ¿Podría haber habido otra manera?

  • ¿Cuándo el obtener independencia, control y autonomía implicó dañar a otros en nuestras propias vidas? ¿Hubo un momento límite en el que pudiéramos haber tomado otro camino?
  • ¿Cuándo el obtener independencia, control y autonomía implicó respetar o elevar a otros a nuestro lado? ¿En qué consistió la diferencia?

Salmo 32

“Mientras callé se envejecieron mis huesos porque gemí durante todo el día”.

Mientras viajamos durante la Cuaresma, también estamos invitados a examinar lo que pretendemos mantener oculto de nosotros mismos y de Dios. El salmista se lamenta de cómo ocultaron el pecado y celebra el alivio y la libertad que se obtiene al compartir sus cargas con Dios. El salmista nos recuerda que ocultar secretos vergonzosos tiene un costo físico real en nuestros cuerpos. Abrazar el espíritu del confesor puede traer la curación más allá del corazón y la mente y, a veces, se puede sentir en los músculos de la espalda, en las sienes y en las articulaciones. Nuestros cuerpos y la fe son inseparables. ¿Cómo podría usted incluir más de su cuerpo en las prácticas de la Cuaresma?

  • ¿Cuáles son algunos de los efectos físicos o corporales de la vergüenza, los secretos o el pecado que usted ha experimentado?
  • ¿A qué se ha mostrado reacio a hablar o presentar ante Dios?

2 Corintios 5: 16-21

“El ministerio de los laicos es representar a Cristo y su Iglesia; dar testimonio de él dondequiera que estén; según los dones que hayan recibido, efectuar la obra reconciliadora de Cristo en el mundo”
Libro de Oración Común

Este pasaje de la carta de Pablo a la iglesia de Corinto le recuerda a la Iglesia su principal misión de reconciliación. Podemos ver la necesidad de reconciliación en tantos conflictos de nuestras comunidades, ya sea en nuestras familias, nuestras parroquias, la nación y el mundo. La reconciliación apunta a algo más que el fin del conflicto. Incluye la prestación de justicia y el establecimiento de las bases para una paz duradera. La carta de Pablo nos recuerda que los cristianos tienen una vocación especial para reconciliar a las personas con Dios a través de Cristo. ¿Qué diferencia hace esta vocación especial en nuestra participación en otros movimientos de reconciliación?

  • ¿Cómo podría la participación de los cristianos en los proyectos de reconciliación entre religiones y culturas expresar más plenamente la misión de la Iglesia? ¿Cómo están vinculados todos los movimientos hacia la reconciliación en última instancia a la reconciliación de Cristo?
  • ¿Cuándo fracasan los esfuerzos de reconciliación? ¿Cuándo tienen éxito? ¿Qué hace la diferencia?

Lucas 15: 1-3, 11b-32

La parábola del hijo pródigo, o como otros prefieren llamarla, La parábola del buen padre, es la tercera de las tres parábolas que Jesús cuenta a una audiencia en particular. Como bien nos recuerda esta selección del Evangelio, cada una de estas parábolas se cuenta en respuesta a las quejas de los fariseos y escribas. Por un lado, Jesús está hablando a ambos grupos: al grupo de pecadores y recaudadores de impuestos, que podrían verse en el hijo pródigo, y a los observadores altamente religiosos, que podrían verse en el gruñón del hermano mayor. Por otro lado, Jesús cuenta estas parábolas directamente en reacción al mal comportamiento de los fariseos y escribas. ¿Cómo cambia la historia cuando la titulamos, La parábola del hermano celoso? ¿Qué nos dice ese enfoque acerca de nuestra propia relación con el pecado?

  • ¿En qué gente se piensa que no merece pertenecer a las comunidades de las que usted forma parte? ¿Cuál es la respuesta de Jesús a ellos?
  • ¿Qué podría hacer el hijo mayor a continuación? ¿Qué esperaría usted que hiciera? ¿Qué cree que es lo más probable que hizo?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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