Estudio Bíblico: Día de Pascua (B) – 2018
April 02, 2018
Hechos 10:34-43
Pedro visita la casa de Cornelio en respuesta a una visión que lo convence de la generosidad del mensaje de Dios, un mensaje que ahora entiende que está destinado por igual a judíos y gentiles. Cornelio es un centurión y un gentil, y, por lo tanto, no es alguien con quien un judío piadoso normalmente se comunicaría. Pero Pedro lo visita, de todos modos. Al llegar, Pedro proclama las buenas nuevas de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús con la autoridad de alguien que ha sido testigo de todo lo que ocurrió.
En el pasaje que sigue inmediatamente a la lectura de hoy, el Espíritu Santo desciende sobre la gente a la que Pedro está hablando, y ellos son bautizados. Pedro pregunta: “¿Puede alguien impedir el agua del bautismo a estas personas que han recibido el Espíritu Santo tal como nosotros lo hemos recibido?” Aquí se hace eco de la historia de la conversión del eunuco etíope en los Hechos de los Apóstoles 8, quien exclama: “¡Mira, aquí hay agua! ¿Qué es lo que me impide ser bautizado?” En ambos pasajes, el forastero es bienvenido.
El testimonio de Pedro de la historia de Pascua a los forasteros subraya la universalidad del mensaje del Evangelio el cual debe ser proclamado a todos.
- ¿Hay alguna manera en que limitamos el mensaje del Evangelio en estos tiempos de ahora? ¿Hay personas a quienes fallamos en predicarles?
- ¿Qué podríamos aprender si nos viéramos a nosotros mismos no como Pedro sino como Cornelio, no como el testigo seguro de sí mismo en la vida y resurrección de Jesús, sino como el forastero que busca comprender los caminos de Dios?
Salmo 118:1-2, 14:24
El salmo 118 es una canción de regocijo y una proclamación de victoria, una victoria que es obra de Dios. “¡La diestra del Señor ha triunfado!” “Esto es obra del Señor y es maravilloso a nuestros ojos”.
El salmo es una canción de victoria, pero obsérvese que es una victoria sorprendente e inesperada. “La misma piedra que rechazaron los constructores se ha convertido en la principal piedra angular”. La victoria de Dios revive lo que es rechazado y desechado.
- ¿Dónde ve usted a Dios actuando de manera inesperada, haciendo uso de la piedra que los constructores han rechazado?
- ¿Qué nos llevaría a orar con el simple gozo del salmista [cuando dice] “Este el día en que actuó el Señor; nos regocijaremos y nos alegraremos en él”?
1 Corintios 15:1-11
En lo que quizás sea la declaración más clara de Pablo sobre la historia de la Pascua, él les recuerda a los corintios lo que ya saben: que Cristo murió, fue sepultado y resucitó. El domingo de Pascua, una vez más, volvemos a recordar este mismo hecho.
El orgullo se mezcla con la humildad cuando Pablo se describe a sí mismo como “el más pequeño de los apóstoles, y que no merece ser llamado apóstol”. Pero apóstol, sí que lo es. Y mediante la gracia de Dios, ha trabajado más duro que cualquiera de los otros testigos de la Resurrección para compartir las buenas nuevas. No obstante, es más importante que se comparta la historia del Evangelio que el hecho de que sea él quien la comparta.Top of Form
- ¿Qué necesitamos recordarnos este domingo de Pascua? ¿Qué historia antigua necesitamos escuchar de nuevo?
- ¿Cómo podríamos unirnos a Pablo para recordarnos a nosotros mismos y a los demás la verdad de la Resurrección?
Juan 20:1-18
Es una historia que todos conocemos. De hecho, es la historia central de la fe cristiana. Y, sin embargo, es una historia que todavía tiene el poder de conmocionarnos. Cristo ha resucitado. Y todo ha cambiado.
En la narración de Juan de la mañana de Pascua, María Magdalena llega, descubre la tumba vacía e inmediatamente se imagina que el cuerpo de Jesús ha sido robado. Corre para encontrar a Pedro y al otro discípulo “a quien Jesús amaba”. Vinieron a investigar, pero no lo entendieron del todo, y regresaron a sus hogares. Es María la que permanece en la tumba el tiempo suficiente para hablarle al hombre que ella supone que es el jardinero.
Solo cuando Jesús pronuncia el nombre de María, ella reconoce quien es Él.
Un nombre es algo poderoso. En otras partes de las Escrituras se nos dice que el Dios que nos creó y nos formó también nos llama por nuestro nombre (véase Isaías 43:1). Cuando Jesús pronuncia el nombre de María, ella lo conoce como su maestro, y trata de aferrarse a él. Y Él la envía a proclamar la noticia de su resurrección.
- ¿Alguna vez has experimentado la presencia de Cristo en un rostro inesperado?
- Jesús pronuncia el nombre de María y ella lo reconoce en ese instante. ¿Cómo podemos reconocer los momentos en que Dios nos llama por nuestros propios nombres?
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