Estudio Bíblico: Domingo de la Trinidad (C) – 2013

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Proverbios 8:1-4, 22-31

La sabiduría, personificada como una mujer, se presenta como la primera creación del Señor antes del principio del mundo. Mientras que los Proverbios hicieron hincapié en la accesibilidad de la Sabiduría (¡a diferencia de Job!) para vivir con rectitud, más tarde los escritores judíos entendían la sabiduría como la Torá (véase Sirácida 24) y como una “emanación de la gloria del Omnipotente” (Sabiduría 7:25). Estas tradiciones de sabiduría variables fueron aludidos por los escritores del Nuevo Testamento en sus esfuerzos por dar sentido a sus experiencias de la divinidad de Cristo (Juan 1:1-18, Colosenses 1:15-20, Santiago 3:13-18).

Los cristianos de hoy pueden encontrar el tratamiento de este texto de la Sabiduría como evocadora tanto del Hijo como del Espíritu Santo. Puede incluso invitarnos a cuestionar las suposiciones comunes sobre el “género” de Dios. Por ejemplo, es útil para algunos imaginar el Espíritu Santo como metafóricamente femenino, con el fin de socavar nociones mantenidas por mucho tiempo de la masculinidad de Dios. Esto no es fácil, ni tampoco es fácil evitarla; es así que concebir el Espíritu como femenino complica estereotipos de debilidad femenina, la sensibilidad, la suavidad y sentimentalismo. El Espíritu puede ser a veces reconfortante y pacífico, pero es sin duda también de fuego y tremendamente ¡poderoso!

Salmo 8

La buena poesía como el salmo de hoy puede generar más preguntas que respuestas. Cuando se trata de un tema apasionante como la Trinidad, las preguntas pueden ser refrescantes.

• ¿Cómo es su comprensión de la Trinidad de ayuda para su fe? ¿Cómo lo confunde la doctrina trinitaria? ¿Encuentra que las explicaciones y metáforas de la Trinidad son tediosas e inútiles, y prefiere en cambio una acogida más completa del gran misterio de la vida íntima de Dios?
• ¿Qué podemos aprender de las escrituras, la tradición, la razón y la experiencia acerca de la Trinidad?

Este salmo nos recuerda que incluso con tres preguntas para cada respuesta, todavía podemos alabar con toda nuestra fuerza a nuestro Dios de misterio.

Romanos 5:1-5

Los cristianos nos encontramos – en nuestra propia espiritualidad y en formar parte de la misión de Dios en el mundo – en medio de una relación trinitaria sagrada que da vida, perdón y poder. Compartir la verdad de la relación con los demás es la base de la evangelización cristiana. No hay ningún lugar en que Dios no esté: a través del tiempo y el espacio, espíritu y materia, trascendente e inmanente. ¿Cómo puede nuestra concepción de un Dios así no afectar a cada onza de nuestro ser, incluyendo nuestra vida cotidiana y carácter? En cuanto entramos y somos enviamos por la Trinidad y en la Trinidad, nos unimos a los santos y a todos los fieles en la proclamación: Santo, Santo, Santo es el Señor, ¡Dios de poder y fuerza! Oramos y lo que vivimos nosotros, la iglesia, y el mundo puede llegar a reflejar la diversidad y la unidad amorosa de Dios.

Juan 16:12-15

Para el cuarto domingo consecutivo, nos encontramos en el discurso de despedida de Jesús en el Evangelio de Juan, al oír la oración de nuestro Salvador al Padre. También nosotros, en nuestras oraciones diarias, nos unimos a la conversación continua de los Tres en Uno – es importante recordar que la oración no es una inesperada llamada telefónica a un Dios ocupado con las tareas más urgentes, sino una bienvenida adicional a un diálogo amoroso, alegre y divino.

En diferentes puntos de nuestra jornada cristiana podemos encontrarnos más capaces de relacionarnos con una persona más que otros: después de que una persona se convierte en padre, podría encontrarse más comprensivo a la paternidad del Padre; en tiempos de prueba se puede ver el sufrimiento del Hijo en busca de consuelo; y mientras participamos en el ejercicio de ensoñación artística, se puede bailar con mayor facilidad con el Espíritu. Así la doctrina de la Trinidad, nos invita a una relación en todo momento y en diferentes maneras, para que disfrutemos siempre de la inmanencia de Dios, así como la trascendencia de Dios se mantiene segura.