Estudio Bíblico: Epifanía 2 (A) – 2017
January 16, 2017
Isaías 49: 1-7
Estos versículos de Isaías amplían el mensaje de esperanza del escritor a los pueblos lejanos, a todo el mundo. Él es alguien que Dios ha escogido desde antes del nacimiento y fue equipado para restaurar al verdadero Israel, “en quien seré glorificado”. Él será el que restaurará a Israel. Aunque el Siervo asume su fracaso, pues no ha visto ningún resultado en su intento de liberar al cautivo Israel. “He trabajado en vano”, “en vano y vanidad he gastado mis fuerzas”, sin embargo, él no se aparta de Dios y continuará porque Dios será su recompensa.
Dios proclama que el siervo no sólo traerá restauración a Israel, sino que será “como luz para las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”. El siervo ha sido llamado a una misión mucho más grande: ¡la salvación ofrecida a todo el mundo! Israel debe ser la luz, para que lleve este mensaje de esperanza a todos los pueblos.
- ¿Cuándo te has sentido decepcionado en tu relación con Dios? ¿Alguna vez has sentido que también, “has trabajado en vano?”
- ¿Qué seguridad nos da Dios en esos momentos?
Salmo 40: 1-12
En este salmo, David reflexiona sobre cómo Dios lo ha librado de la oscuridad de la desesperación de su situación y lo lleva a la luz de la libertad. ¡El gozo de David es tan grande que debe cantar alabanzas a su Dios! La disposición de David a expresar la fidelidad y la liberación de Dios no sólo ha cambiado la desesperación de David en alegría, sino que ha hecho que otros “vean y se paren en temor, y confíen en el Señor”.
David nos recuerda que “son felices los que confían en el Señor” que está dispuesto y es capaz de librarnos en nuestros momentos de pruebas y tribulaciones. Vuélvete a él y confía en que él es bueno, incluso en tus momentos de desesperación, aunque tengamos que esperar pacientemente por la respuesta. O tal vez hayas orado para que Dios te libere de algún lugar oscuro y espantoso, y de repente te has encontrado en la luz. ¡Comparte la fidelidad de Dios con los demás y presenta la luz de Dios al mundo!
- ¿Puedes pensar en algún momento del pasado en que Dios vino a tu rescate?
- ¿Cuáles son algunas obras de Dios que puedes alabar ahora?
1 Corintios 1: 1-9
Los corintios eran un pueblo “santificado en Cristo Jesús, llamados a ser santos”. Fueron escogidos como pueblo de Dios y como tales, Pablo les recuerda que ellos se unieron con TODOS los que estaban en Cristo. En lugar de vivir simplemente para su propia voluntad, debían utilizar los dones con que Dios les prodigaba para el servicio de los demás. Mientras aguardaban “la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”, los dones de palabra y de conocimiento con que habían sido enriquecidos por Dios “en todos los sentidos”, no debían convertirse en una fuente de orgullo para ellos, sino que debían ser utilizados para mostrar su gratitud a Dios por ellos compartiéndolos con otros.
Como Iglesia, también nosotros somos llamados y equipados por Dios. Dios es fiel y nos fortalecerá para vivir vidas santificadas mientras compartimos nuestra fe con un mundo que vive en tinieblas. Debemos ser la luz de Dios, y compartir feliz y fielmente los dones que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros.
- ¿Sabes qué dones espirituales te ha dado Dios?
- ¿Cómo podrías utilizar esos dones para la edificación de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo? ¿Cómo podrías utilizarlos para compartir a Cristo con el mundo?
Juan 1: 29 – 42
“¡Aquí está el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo!” Las palabras de Juan que describen a Jesús nos pueden parecer tan familiares que podemos olvidar el verdadero impacto de lo que esto significa. Jesús es el Cordero de Dios, el que se sacrificó por nosotros. A través de su sacrificio, él quita los pecados del mundo. Su sacrificio voluntario es suficiente y está disponible para pagar el precio por todos aquellos dispuestos a poner su confianza en él.
La gloriosa verdad es que Jesús fue, y es, el que viene a guiar y salvar al pueblo de Dios. Él es la luz para las naciones. Él es aquel por quien viene la gracia de Dios y el que nos fortalecerá hasta el fin, hasta que venga otra vez. Él es aquel al que podemos recurrir para liberarnos de nuestros problemas y pecados. Todavía puede ser encontrado mientras lo buscamos. ¡Él es nuestro Mesías, nuestro Salvador, nuestro Cristo, el Cordero de Dios!
- Juan llamó a Jesús el Cordero de Dios. ¿Por qué crees que Juan elige este título para Jesús?
- ¿Qué nombre utilizarías para describir a Jesús? ¿Cómo se manifiesta en tu vida?
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