Estudio Bíblico: Fiesta del Santo Nombre – 2023
January 01, 2023
LCR: Números 6:22-27; Salmo 8; Gálatas 4:4-7 o Filipenses 2:5-11; Lucas 2:15-21
Números 6: 22-27
Hay algo sagrado en el dar y recibir nombres. Los actos de nombrar y ser nombrados son prácticas sagradas en la fe judeocristiana. Cuando nacemos, nuestros padres o nuestros tutores nos ponen los nombres y comparten con nosotros su apellido. Damos apodos afectuosos a aquellos a quienes amamos y con quienes compartimos nuestras vidas. Cuando nos unimos con otro en matrimonio, una práctica común es compartir o unir juntos los apellidos entre las parejas. Nuestros nombres nos dan identidad y nos revelan como personas conocidas y unidas con nuestras familias y comunidad.
¡Qué maravilloso es este ejemplo del Señor que comparte un nombre con el pueblo de Israel! En este acto, a Israel se le da una identidad, la de estar unidos con el Señor que es capaz de bendecirlos, guardarlos y darles paz, incluso en medio de su insuficiencia y en su devenir.
Hoy, esta misma bendición está disponible para nosotros. Nosotros también podemos compartir este nombre con el que desea bendecirnos, mantenernos y, en última instancia, concedernos la paz.
- ¿Qué nombres te han dado los que te aman?
- ¿Qué nombres has dado a otros a quienes amas?
- Al recibir un nombre de otro, ¿cómo ha cambiado o qué ha añadido a tu relación con esa persona?
- ¿Hay algún nombre especial que asocias con Dios?
Salmo 8
Los nombres dan distinción a nuestra identidad. En el Salmo 8, encontramos que se describe al Señor como “nuestro Gobernador” y aquel cuyo nombre es exaltado “en todo el mundo”. Además, se describe al Señor como alguien que es capaz de superar a nuestros más fuertes adversarios y los dedos de Dios dan forma a la luna y a las estrellas, fijándolas en su curso. En una comparación, el autor del Salmo 8 nombra a la humanidad como “hombre” y nos describe como “poco menor que los ángeles” y se pregunta: “¿Qué es el hombre que [Dios] deba acordarse de nosotros?
Nuestra identidad es distinta de la del Señor. El nombre del Señor es representativo del ilimitado poder divino que es capaz de dar forma al universo que nos rodea, y nuestro nombre apunta hacia nuestra limitación y necesidad última del Señor.
Sin embargo, en este pasaje, también nos se recuerda que el Señor, que es nuestro gobernador, ha confiado en nosotros, en nuestra limitación, con las obras de la mano divina. Cuán humilde y maravilloso es compartir en esta relación con el Señor que tiene todo el poder, pero confía en nosotros con la responsabilidad de supervisar y proteger la creación.
- Se ha dicho que la diferencia hace posible la relación. ¿Qué diferencia / distinción ves entre ti y Dios?
- ¿Qué es lo que el Señor te ha confiado para que vigiles y protejas?
- ¿Cómo describirías la identidad que Dios te ha dado y de qué manera es única?
Gálatas 4: 4-7
Los títulos, una especie de nombre, dan un matiz a nuestras identidades y revelan cómo estamos relacionados entre nosotros. Este pasaje de Gálatas ilumina un cambio en un título que cambia drásticamente nuestra relación con Dios. El autor declara que alguna vez fuimos “esclavos” pero ahora hemos sido “adoptados” y somos llamados hijos y herederos de Dios.
El lenguaje de esclavo puede resultar difícil para muchos de nosotros, pero quizás podamos usar la palabra “empleado” para comprender cómo este cambio nos ha impactado. Ni los esclavos ni los empleados de un gerente son amados por su gerente de la misma manera que un padre ama a su hijo. Más aún, sería inusual para un esclavo o un empleado ser el beneficiario o heredero de la riqueza de un gerente. Sin embargo, el hijo de un padre es amado y también heredero de todas las cosas buenas de su padre.
A la luz de esto, cuando consideramos este cambio de título -de esclavo a hijo y heredero- podemos regocijarnos en esta buena noticia de en quien nos hemos convertido en relación con nuestro padre divino.
- ¿Qué títulos tienes actualmente y qué le dicen a los demás acerca de quién eres?
- ¿Alguna vez has tenido un cambio de título que haya afectado drásticamente la forma en que pudiste relacionarte con los demás?
- Cuando consideras que Dios te ha llamado hijo y heredero del reino de Dios, ¿cambia la forma en que piensas acerca de cómo te relacionas con Dios a diario?
Lucas 2:15-21
En nuestro pasaje del evangelio, aprendemos que a Jesús se le dio el nombre incluso antes de ser concebido en el vientre de su madre. De la misma manera, los pastores que, habían venido a verle, le dijeron a María que antes de que Jesús hubiera nacido que habían sido visitados por ángeles que les dijeron que él sería el mesías.
Esta historia plantea la pregunta, ¿cuándo realmente nos convertimos en lo que hemos sido creados para ser.
Frederick Buechner describe nuestro llamado divino como “el lugar donde [nuestra] alegría profunda y el hambre profunda del mundo se encuentran”. Seguramente Jesús se dio cuenta de que esto era verdad de su vocación en el mundo y tal vez meditando en esta idea, también puede que descubramos alguna nueva vocación o posiblemente incluso revitalicemos una que hemos conocido, pero que hemos permitido que permanezca latente durante demasiado tiempo.
- ¿Cuál crees que es tu vocación en el mundo?
- ¿Qué necesidades profundas del mundo te son claramente visibles?
- ¿Qué talento o habilidades posees que te dan gran regocijo y alegría?
- ¿Dónde se entrecruzan tus respuestas a las dos primeras preguntas y cómo te informan de lo que crees que es tu vocación?
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