Estudio Bíblico: Navidad 1 – 2015
December 27, 2015
Isaías 61:10-62: 3
En pleno invierno, en las noches más largas del año, escuchamos este pasaje de Isaías, lleno de imágenes de brillante esplendor real y belleza y del despuntar de las plantas del suelo. En medio del frío, de noches oscuras, estas imágenes brillan con más resplandor. Se nos dice que Dios hará que la justicia y la alabanza surjan en nosotros, al igual que el huerto hace que brote lo que está sembrado en él. El jardinero sabe íntimamente que pesar de todo su trabajo, no es él el que hace que las plantas broten y crezcan. Tampoco nosotros estamos llamados a quedarnos de brazos cruzados y esperar a que la justicia surja en nosotros. Estamos llamados a cultivarla, y confiamos en que Dios hará el resto.
- ¿Qué parecería si plantáramos las semillas de la justicia y de la alabanza en nuestros corazones?
- ¿Cómo sabremos cuándo Dios ha hecho que la justicia y la alabanza surjan en nosotros?
Salmo 147 o 147:13-21
Este salmo expresa gratitud y asombro ante la gloria de Dios, que no solo da forma a todas las cosas en el mundo natural, sino que también se preocupa por nosotros. El salmo termina exaltando a Dios por la especial relación que Dios tiene con el pueblo de Israel por la revelación que ha hecho de los juicios de Dios. Como cristianos, creemos que Jesucristo en su vida, muerte y resurrección es la revelación de Dios.
- Según lees todo el Salmo 147, ¿qué otro lenguaje e imágenes te recuerdan la revelación de Dios en Cristo, la encarnación?
- ¿Qué nos pide el salmista que hagamos en respuesta?
- ¿Por qué es importante nuestra respuesta?
Gálatas 3: 23-25; 4: 4-7
¿Te has sentido incapaz alguna vez de vivir de acuerdo a las reglas o expectativas que rigen tu vida? La autocrítica constante, o el juicio a los demás, nos dejan insatisfechos no importa lo duro que trabajemos para probarnos a nosotros mismos. En este quid pro quo y ansia de superarnos con nuestro propio esfuerzo, irrumpe la luz de Cristo, que entra en nuestros corazones, y nos invita a gritar: “¡Abba, Padre!” Porque ya no somos esclavos de la producción y del éxito, sino que somos adoptados e hijos amados de Dios.
- ¿Cómo sentimos este increíble regalo de la adopción por parte de Dios?
- ¿Cómo nos llama Cristo a responder a este regalo?
Juan 1:1-18
En medio de nuestro mundo quebrantado y herido brota la luz de Cristo. Es fácil sentirse abrumado por las noticias de los ataques terroristas, de la crisis de los refugiados, de la violencia y del conflicto. Puede parecer que la oscuridad está a nuestro alrededor, y sin embargo, en esa oscuridad, en ese dolor e incertidumbre, la luz de Cristo resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. La oscuridad sigue ahí, el dolor y el sufrimiento, pero con la luz de Cristo, que brilla en nosotros, la oscuridad ya no tiene el poder para vencer. El encarnado, que se convirtió en uno de nosotros, camina con nosotros a través de estos momentos de dolor, y nos llama a seguirlo, no impulsados por el miedo a los lugares de comodidad y seguridad, sino a abandonar el miedo e ir al mundo para amar y servir.
- ¿Qué diferencia hace la luz de Cristo en tu vida?
- ¿Qué sucedería al seguir a Jesús, a la luz de un evento actual que te ha estado preocupando?
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