Estudio Bíblico

Estudio Bíblico: Pascua 3 (A) – 2017

May 01, 2017


Ezequiel 37: 1-14

Cuando leo este pasaje, oigo detrás las palabras, “los huesos, los huesos, los huesos secos”, ese estribillo que creo haber aprendido en la escuela dominical. Al penetrar en esta profecía de Ezequiel, siento la fuerza de los cuatro vientos soplando con el aliento de vida en el valle. Dios aquí está hablando de vida en algo que ha sido desmembrado. Dios muestra que nada, ni siquiera la muerte, está más allá del grandioso poder de Dios.

  • ¿En qué huesos secos de tu vida puedes pedirle a Dios que inspire vida nueva?
  • ¿Qué o quién necesita tu profecía – a quién Dios está llegando por medio de ti?

Salmo 130

No soy una persona de mucha paciencia. Me cautiva este salmista, que habla tan poéticamente de esperar al Señor, más que los vigilantes por la mañana. Tienen que recordarme para que espere, pero quizás haya también un lugar para mi impaciencia en la espera. Los vigilantes que esperan la mañana pueden estar tranquilos, pero mi alma espera a Dios más que a eso; tal vez haya inquietud en mi impaciencia. En la palabra de Dios está mi esperanza.

  • ¿De qué manera esperas a Dios en la oración?
  • ¿Qué sientes en tu espera?

Romanos 8: 6-11

Como aprendimos en la lectura anterior, ni la carne ni los cuerpos detienen el poder de Dios. El cuerpo es hecho y creado a la imagen de Dios, y parte de nuestro cuerpo es también nuestro Espíritu. He notado aquí la distinción que hay entre poner tu mente en la carne versus colocar tu mente en el Espíritu como una distinción religiosa. El Espíritu, con mayúscula,  para mí significa fijar la mente en Dios en lugar de en uno mismo.

  • ¿A qué tienes que renunciar para centrarte en Dios?
  • ¿Cómo puedes celebrar el Espíritu que forma parte de tu cuerpo?

Juan 11: 1-45

Este evangelio es rico. A menudo pienso en cómo los papeles entre María y Marta se invierten, cómo Marta, esta vez, es la que encuentra a Jesús. También escucho tan ardientemente sus palabras, “Si hubieras estado aquí, esto no habría sucedido”. También estoy impresionado, después de todas estas lecturas, sobre cómo Dios vence la muerte, cómo el poder de Dios da una nueva vida a lo que pensábamos que se había ido para siempre. Pero hoy, lo que más me impresiona es la acción de gracias de Jesús. Antes de pedirle algo a Dios, da gracias. En un mundo que tan a menudo parece generar egoísmo, creo que la gratitud es uno de los antídotos más puros.

  • ¿Por qué puedes dar gracias a Dios?
  • ¿Qué podría Dios querer resucitar para ti y darle nueva vida?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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