Estudio Bíblico

Estudio Bíblico: Pascua 7 (A) – 2023

May 21, 2023

LCR: Hechos 1:6-14; Salmo 68:1-10, 33-36; 1 Pedro 4:12-14; 5:6-11; Juan 17:1-11

Hechos 1:6-14

“Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?”

Es difícil recordar que Jesús desafió la expectativa mesiánica. Jesús no fue un poderoso rey guerrero; fue un humilde predicador itinerante. En lugar de expulsar al imperio de Roma, fue asesinado por él. A pesar de todo lo que los discípulos habían visto y oído, a pesar de todo el tiempo que pasaron con Jesús después de la resurrección, todavía esperaban que él pudiera ser ese poderoso rey guerrero, que “restauraría el Reino de Israel”.

Jesús no responde la pregunta de los discípulos. En cambio, les recuerda su discipulado. Les promete el don y la presencia del Espíritu Santo, cuyo poder les permitirá continuar en el camino de Jesús como testigos de su vida, muerte y resurrección: su enseñanza, su sanación, su ejemplo.

Al ver a su Señor ascender al cielo, a la plena presencia de Dios de una manera dramática semejante a su Transfiguración, los discípulos —esos once apóstoles restantes, algunas mujeres e incluso la familia de Jesús— se retiran al aposento alto donde se dedican al discipulado y a esperar la venida del Espíritu Santo en constante oración.

  • ¿Cómo ha sorprendido y desafiado Jesús sus expectativas?
  • Los discípulos se retiraron a esperar y prepararse para la llegada del Espíritu Santo; también era una práctica de cómo se encontrarían con el Espíritu una y otra vez. ¿Cuáles son algunas formas en las que usted se encuentra con el Espíritu Santo?

Salmo 68:1-10, 33-36

El salmista comparte un cántico de victoria. Y como muchas canciones antiguas, esta presenta una lista de elogios mediante los cuales se cuenta la historia de la victoria de Dios. Aquí, al final del tiempo pascual, también comprendemos quiénes son los enemigos de Dios: la muerte y el pecado. La muerte y el pecado perecen ante la presencia de Dios. Gracias al Señor, no tienen dominio. El versículo final clama: “¡Cuán maravilloso es Dios en su santuario!” ¿Dónde está ese santuario sino en toda la tierra, en toda la creación? Si Dios está allí, en todas partes, entonces verdaderamente la muerte y el pecado serán esparcidos ante el Señor. Serán llevados como el humo, derretidos como la cera, en la presencia de Dios.

  • Hay algunos lugares donde es más fácil percibir la presencia de Dios. Esos son lugares donde podemos practicar la percepción de Dios para que podamos percibir mejor la presencia de Dios en circunstancias más desafiantes. ¿Dónde percibe más fácilmente la presencia de Dios?
  • El versículo 5 nos recuerda que la morada de Dios, ese santuario, también se encuentra en las personas. ¿Cómo nos ayudamos unos a otros a percibir a Dios?

1 Pedro 4:12-14; 5:6-11

“El Espíritu de Dios reposa sobre vosotros”, recuerda Pedro a los discípulos, y nos recuerda a nosotros. Hoy se refiere a las propias palabras de Jesús en la Ascensión: “Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros”.

Pedro nos recuerda que este poder no nos deja escapar de las realidades de la vida. Después de todo, Jesús, a quien pertenece todo poder, toda gloria, no escapó a las realidades de la vida; se zambulló en medio de la vida y no rehuyó nada de ella, ni siquiera la muerte en una cruz. En cambio, el poder, nos recuerda Pedro, nos permite resistir la tentación, permanecer firmes en nuestra fe y mantener la esperanza que tenemos en Cristo Jesús.

“Disciplínense, manténganse alerta”, nos instruye Pedro, mientras “el diablo ronda”. Si recordamos quién es nuestro Cristo, entonces sabemos, con Pedro y todos los santos, que hemos heredado la victoria de Cristo sobre el diablo por sus acciones y amor. Es a esa gloria eterna de la victoria pascual a la que estamos llamados; es por esa gloria, sin importar las dificultades que enfrentemos, que somos restaurados, apoyados, fortalecidos y establecidos.

  • ¿Dónde nota la victoria pascual en la vida de usted?
  • ¿Cuáles son algunas formas en que Jesús le restaura, apoya y fortalece?

Juan 17:1-11

La Ascensión es el cumplimiento de la conversación de Jesús con el Padre que se encuentra aquí en el Evangelio según Juan. No es solo que asciende al cielo en algún lugar más allá de las nubes; Jesús vuelve a entrar en la plena presencia de Dios de donde vino, en la cual permaneció antes de que todas las cosas fueran creadas. Jesús, con sus propias palabras, afirma lo que leemos en Juan 1:1-10. Mientras que antes no lo sabíamos ni quién era, ahora sí. En esto, Jesús ora para que seamos uno con él y entre nosotros, como él es uno con Dios. Estamos invitados, por Jesús, a su ascensión. Jesús nos llama por nombre a entrar con él en la plena presencia de Dios para siempre.

  •  La vida de Jesús es una glorificación de Dios. Como sus discípulos, también nosotros estamos llamados a glorificar a Dios.
  • ¿Cómo glorificamos a Dios en nuestras vidas? ¿Cómo glorificamos a Dios con nuestra vida?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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