Estudio Bíblico: Pentecostés 13 (B) – 18 de agosto de 2024
August 18, 2024
LCR: Proverbios 9:1-6; Salmo 34:9-14; Efesios 5:15-20; Juan 6:51-58
Proverbios 9:1-6
En este pasaje, recibimos una invitación de la misma Sabiduría – probablemente una mejor invitación a cenar que la que muchos de nosotros hemos recibido. Desde sus vastos almacenes de riquezas, desde su suntuosa casa, invita a todos a acercarse para participar de su generosidad. La invitación no es exclusiva, sino que se dirige a todos: “¡Entrad, entrad!” Sólo hay una pequeña trampa: al unirnos al banquete, al dejar a un lado nuestras locuras, al apartarnos del camino de la muerte, cambiaremos para siempre. Esto parece familiar, tal vez un tipo que predice la llamada de nuestro Señor a todo el mundo: “Vengan a comer de mi pan
y a beber del vino que he preparado”. Al unirnos al banquete, también nosotros cambiamos.
- ¿Cómo te imaginas el banquete que prepara la Sabiduría?
Salmo 34:9-14
El temor puede ser un concepto difícil de aplicar a Dios, pero aquí estamos, instruidos en el primer versículo a temerle. ¿Por qué habríamos de temer a quien nos creó amorosamente y cuida de nosotros, a quien puso las estrellas en el cielo y aún cuida del gorrión? La raíz hebrea de este texto, “יָרֵא” (pronunciada ya-RAY), puede significar “temer”; vemos esa misma forma cuando Adán se enfrenta a Dios en el Jardín del Edén, y la inversa cuando la palabra del Señor llega a Abram en Génesis 15:1, diciéndole que no tema. Pero tal vez una mejor manera de entender el término en este contexto no sea el miedo que sacude las botas, sino la reverencia más profunda, el temor, el honor y el respeto. ¿Cómo podemos mostrar tal reverencia a Dios? Diciendo la verdad con amor, pero reorientándonos del mal al buen comportamiento, buscando y trabajando por la paz.
- Vuelve a leer el salmo con este nuevo enfoque de la palabra traducida como “temor”.
- ¿En qué se diferenciaría nuestra vida cotidiana si viviéramos con la más profunda reverencia, temor y honor hacia el Señor?
Efesios 5:15-20
El consejo de Pablo es suficientemente bueno por sí solo, pero conocer un poco el contexto en el que está escribiendo será útil. Éfeso era un centro de culto a Dionisio. Para quienes no estén al tanto de la mitología griega, Dioniso también era conocido como Baco, de cuyo nombre procede la palabra “bacanal”, una fiesta salvaje caracterizada por la embriaguez extrema y las orgías. Para los devotos de esta secta, comulgar con Dios incluía necesariamente emborracharse de forma extraordinaria con vino y, digamos, más. Esto es ridículo para Pablo; conectar con el rey del universo es llevar una vida de alabanza, de gratitud, de canto. Aunque la gente puede, por supuesto, divertirse, no hay nada agradable a Dios en un temperamento desenfrenado, la insensatez o el libertinaje.
- ¿Dónde has sentido que has estado en comunión con Dios? ¿Cuál era el lugar?
Juan 6:51-58
Qué interesante que el tema completo de las lecturas de hoy se revele en el Evangelio: lo que consumimos, en cierto sentido, importa. Hemos de unirnos a la Sabiduría en su mesa, participando de su suntuosa comida y bebida. Hemos de venerar más que a nadie a nuestro Señor y, al hacerlo, nunca pasaremos hambre ni permitiremos que el mal pase por nuestros labios. No debemos encontrarnos con Dios en la autocomplacencia o la embriaguez, sino en dulces cantos de alabanza. Y hemos de refrescarnos de verdad no en la indulgencia excesiva, sino en el pan y el vino que caminaron (¡y caminan!) entre nosotros.
- ¿Te imaginas lo sorprendidos que estarían los oyentes de Jesús al escuchar esta enseñanza?
- ¿Cuál de las lecturas de hoy te ha impactado más?
¡No olvide suscribirse al podcast Sermons That Work para escuchar este sermón y más en su aplicación de podcasting favorita! Las grabaciones se publican el jueves antes de cada fecha litúrgica.