Estudio Bíblico: Propio 17 (A) – 2023
September 03, 2023
LCR: Éxodo 3:1-15; Salmo 105:1-6, 23-26, 45c; Romanos 12:9-21; Mateo 16:21-28
Éxodo 3:1-15
Qué apropiado que después de rezar la colecta de este domingo, pidiéndole a Dios que «injerte en nuestros corazones el amor a [su] Nombre», escuchemos esta lección impresionante del primer encuentro íntimo de Dios con Moisés que culmina en la revelación del Nombre Divino. Con Moisés como nuestro precursor, bien podríamos desear emularlo en nuestro encuentro con esta historia insondable, descalzándonos y ocultando nuestros rostros por respeto a la pura santidad y la otredad de Dios representada en este texto. ¡Tal reacción seguramente no estaría fuera de lugar!
Pero haríamos bien en notar que la otredad radical de Dios que Moisés encuentra en esta historia no es la de una deidad separada y distante ni la de algún artefacto cuya presencia causa un efecto especial de Hollywood que derrite la cara. Éxodo nos enseña que ninguna de estas concepciones demasiado humanas de lo divino se aplica al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Este Dios no es simplemente un observador desinteresado de una creación que Dios reunió hace mucho tiempo. No, este Dios ha observado la miseria del pueblo oprimido de Dios, este Dios ha escuchado su clamor, este Dios conoce sus sufrimientos, y este Dios actúa en amorosa libertad para sacar a los israelitas de Egipto. No, incluso la revelación más íntima del ser personal de este Dios, el Nombre Divino, no aniquila a la criatura, sino que revela que Dios es para la vida y la libertad de la criatura.
- ¿Cuestiona este pasaje alguna idea popular que se tenga en su contexto acerca de quién es Dios y cómo es Dios?
Salmo 105:1-6, 23-26, 45c
Hemos pedido la gracia de amar el Nombre de Dios, hemos oído el Nombre de Dios y ahora alabamos el Nombre de Dios. Podríamos hacer una pausa con el Salmo 105 para preguntarnos por qué las Sagradas Escrituras nos enseñan a tener reverencia por el Nombre de Dios. ¿Por qué el salmista enseña con tanta insistencia a invocar y gloriarse en el santo Nombre de Dios?
Tanto para nosotros como para Dios, un nombre denota individualidad y particularidad. Este no es otro, sino el verdadero. Este Dios tiene este Nombre, y como enumera el salmista, este Dios ha realizado obras, maravillas, prodigios y juicios específicos. Este Nombre denota una historia particular y una relación continua con humanos particulares: descendencia de Abraham e hijos de Jacob, Moisés y Aarón. Y nuevamente, como aprendimos del Éxodo, también aprendemos nuevamente en los salmos que este Dios particular actúa en la historia para vindicar a su pueblo, haciéndolo fecundo, enviándole a Moisés y Aarón. Tal recuerdo sólo puede culminar en el antiguo clamor de alabanza, como lo hace nuestro salmo en el versículo 45: ¡Aleluya!
- ¿De qué manera has dado a conocer recientemente entre los pueblos las obras de Dios? ¿Hay alguna oportunidad para que lo hagas en las próximas semanas?
Romanos 12:9-21
Esta sección de la carta de San Pablo a los Romanos es justamente famosa. Amor, afecto mutuo, hospitalidad, armonía: parece que estamos recibiendo los más notables logros de la ética cristiana. Y siempre vale la pena recordar que San Pablo no es un gran innovador aquí: las citas de Deuteronomio y Proverbios ocupan un lugar destacado en esta lista solemne. Como lo expresan los 39 Artículos, «El Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo» (LOC 763). Nunca podemos recordar esto demasiado, ¡especialmente cuando leemos a San Pablo!
Lo que más me llama la atención en este pasaje son los versículos 17 y siguientes: «No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios» ¡Uf! Nietzsche y muchos otros que han criticado al cristianismo por alentar una sumisión pasiva a la opresión terrenal se solazarían con tal enseñanza —y a partir de gran parte del registro histórico, parece que estas críticas no están del todo fuera de lugar. El amor por los enemigos de uno puede ser una enseñanza peligrosa para las víctimas de abuso y los oprimidos, y no debemos pretender que su peligro puede ser piadosamente pasado por alto. Pero creo que aquí se enseña algo más que una mera aquiescencia pasiva al mal. Para aquellos de nosotros a quienes se han dirigido las exhortaciones de San Pablo, no debemos llamar bueno al mal del abuso y la opresión, ni debemos esconder las verdades incómodas debajo de la alfombra. No; ¡debemos aprender a sentirnos cómodos odiando lo malo y aferrándonos siempre a lo bueno! Esto no puede ni debe ser una enseñanza que obstaculice cualquier intento de verdadera justicia y de convivencia con todos.
- ¿Cuál de estas exhortaciones te resultan fáciles de practicar? ¿Cuál es más difícil?
Mateo 16:21-28
Siempre existe la tentación de leer con confianza cualquiera de las torpes historias de los apóstoles desde nuestra perspectiva posterior a la resurrección. A diferencia de los tontos discípulos, sabemos lo que sucede a continuación; no cometeríamos sus errores. Pero creo que esta actitud a menudo puede distorsionar cuán semejantes somos en verdad a los apóstoles, a pesar de nuestra posición supuestamente ilustrada. ¿Cuántas veces quisiera, al igual que San Pedro— a un Señor que destruya a sus verdugos en lugar de perdonarlos con su último aliento?
Tal vez sea revelador que Jesús inmediatamente haga referencia a los efectos que su muerte y resurrección tendrán en aquellos que lo siguen, que también deben tomar una cruz. Quizás es por eso que San Pedro y yo le decimos a Jesús «Dios no lo quiera», cuando va a la cruz: sabemos lo que significará para nuestras vidas, y nos aferramos a ellas como si pudiéramos salvarlas esforzándonos por ganar el mundo . La redención que Jesús promete es a la vez más terrible —según las cosas meramente humanas— y maravillosa —según las cosas divinas— de lo que podemos pedir o imaginar.
- ¿Qué has tenido que negar al tomar tu cruz y seguir a Jesús?
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