Estudio Bíblico

Estudio Bíblico: Pentecostés 20 (C) – 23 de octubre de 2022

October 23, 2022

LCR: Joel 2:23-32; Salmo 65; 2 Timoteo 4:6-8, 16-18; Lucas 18:9-14

Joel 2:23-32

Este pasaje de poesía apocalíptica en Joel brinda la esperanza y la afirmación que el pueblo de Israel necesita después de un tiempo de privaciones y sufrimiento. En este caso, el pueblo había sido víctima de una devastadora plaga de langostas; esa misma sensación de marginación y pérdida se transfiere fácilmente a nuestras propias vidas, ya sea a nivel personal o a una escala mayor o global.

Todos podemos relacionarnos con alguna experiencia de sufrimiento, y lo que debemos hacer con este pasaje es usar la profecía de Joel para encontrar un camino a través de la oscuridad en nuestras propias vidas. La salvación que él promete está disponible para “todo aquel que invoque el nombre del Señor”. La verdadera oscuridad, la oscuridad permanente, solo vendrá si fallamos en nuestra esperanza, en nuestra creencia de que Dios nos ama y que su capacidad para restaurar es ilimitada.

  • Trate de pensar en un momento de su vida cuando las cosas cambiaron después de un largo período de problemas o sufrimiento. Mirando hacia atrás, ¿puedes ver la mano de Dios en esa restauración?
  • ¿Qué papel, grande o pequeño, puede desempeñar para ayudar a iluminar la oscuridad en la vida de otra persona o en la de su comunidad?

Salmo 65

Así como en el pasaje de Joel, el Salmo 65 proclama el poder de Dios para perdonar y restaurar. Sin embargo, es importante leer con atención y notar que no se trata de un Dios actuando como una máquina expendedora, donde responde a oraciones y concede deseos a nuestras órdenes. Casi cada línea del salmo revela el poder y la fuerza ejercidos por el Señor. Él provee, establece, silencia, corona, riega y bendice; pero todo esto viene en respuesta a nuestra penitencia y depende de su perdón por nuestras transgresiones. Sus actos maravillosos están reservados para los que tienen verdadera fe.

Una vez que nos comprometemos, ciertamente podemos regocijarnos, porque incluso “los que viven en los confines de la tierra temblarán ante las señales maravillosas [de Dios]”.

  • ¿Dónde puede ver una señal de la mano de Dios en su vida hoy?
  • ¿Qué lugar improbable podría buscar y apreciar su poder y fuerza en su vida mañana?

2 Timoteo 4:6-8, 16-18

Esta porción de la carta de Pablo a Timoteo nos da la sensación de un doble golpe en el estómago. Primero, da la sensación de que se acerca al final de su vida. Ha “peleado la buena batalla” y “ha llegado el tiempo de [su] partida”. Antes de que podamos centrar nuestra mente en la idea de la muerte inminente de Pablo, asesta un segundo golpe cuando le recuerda al lector que nadie salió en su defensa cuando fue acusado por primera vez, y que “todos lo abandonaron”.

Sin embargo, no es la intención de Pablo crearnos sentimiento de culpabilidad. En cambio, podemos buscar inspiración en sus palabras.

A lo largo de esta larga y ardua carrera, su fe nunca ha flaqueado. Ha peleado la buena batalla. No tiene nada de qué avergonzarse, nada que temer… y la mejor noticia es que también podemos aspirar a “la corona de justicia que el Señor, juez justo, [le dio] en aquel día”. No tenemos que ser exactamente como Pablo, pero si nos mantenemos fieles a las enseñanzas de Cristo, entonces Dios nos rescatará de la misma manera que rescató a Pablo “de todo ataque del mal”. No tenemos que depender del apoyo humano terrenal durante nuestros días más difíciles, porque Dios estará con nosotros, pase lo que pase.

  • ¿Puede pensar en un momento en el que estaba cansado o frustrado y la presencia de Dios le ayudó a completar la tarea que tenía entre manos?
  • ¿Cómo puede animar a otros a buscar el apoyo y el amor de Dios en sus vidas?

Lucas 18:9-14

Mientras que los otros pasajes de esta semana señalan la necesidad de la fe en términos un tanto efímeros, estos versículos de Lucas brindan algunos requisitos claramente detallados sobre el tipo de fe que Dios está buscando. Él no busca la perfección en nuestros actos de fe. Nuestras acciones no nos salvan, al menos no cuando se realizan con la idea de que recibiremos una especie de “estrella dorada” como recompensa por nuestros nobles esfuerzos. Todo lo contrario; lo que Dios busca es nuestra confianza, no en nuestras propias acciones, sino en las suyas. Su misericordia es lo que nos salvará, y el camino hacia esa misericordia es a través de la verdadera humildad y el reconocimiento de que todos somos pecadores que necesitamos arrepentirnos en lugar de jactarnos, y servir en lugar de exigir.

La humildad es un concepto difícil para muchos de nosotros. Va en contra de mucho de lo que la sociedad nos enseña y exige cada día, pero eso no la hace menos importante. Esta lección del evangelio lo explica en términos inequívocos.

  • ¿De qué manera podría practicar la humildad esta semana?
  • ¿Puede pensar en un momento en que actuó como el fariseo de esta parábola? ¿Cómo podría cambiar ese escenario?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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