Estudio Bíblico: Propio 8 (B) – 2018
July 02, 2018
2 Samuel 1:1, 17-27
Los personajes en la narrativa bíblica del Viejo Testamento tienden a ser personajes complejos, una amalgama de vicios y virtudes que sólo pueden ser modelos a seguir desde el punto de vista moral, si los escogemos cuidadosamente. Desde esta perspectiva, dos de las más grandes y menos comprendidas cualidades de David brillan, sin mezclarse, para que así podamos imitarlas: la reverencia y la amistad. La reverencia de David a Dios le hace tener un respeto casi sobrenatural, y hasta amor, por su rey (el Ungido del Señor) a pesar de la frecuente e injusta hostilidad de Saúl y su retención, a este punto ilegítima, de la corona. De igual manera, mientras nosotros más amamos a Dios, más amamos a las personas y objetos asociados con Él y voluntariamente evitamos toda acción que pudiera no ser de su agrado. Lo mismo sucede con la virtud de la amistad, la que produce el verdadero milagro de comunidad, el milagro de desear sin egoísmos el bien de otra persona, de compartir nuestras vidas y los más altos valores con ella. Los antiguos veían a la amistad como un elemento esencial de la felicidad de una persona. Tanto así que una vez el filósofo Aristóteles dijo “sin amigos, nadie escogería vivir, aunque tuviese todo lo demás”.
David poseía tal lazo de amistad con Jonatán que lo consideraba su hermano y por lo tanto su pérdida le provocó la más profunda aflicción. Supongo que es en este contexto que Jesús dice “bienaventurados son los afligidos” (Mateo 5:4), porque eso significa que su amor era genuino.
- ¿Practica nuestra cultura la reverencia hacia aquellos en posición de gran responsabilidad, tales como funcionarios del gobierno, sacerdotes, u otros ministros, o incluso los ancianos? ¿Acaso las normas sociales y los avances de científicos han convertido a la reverencia en algo obsoleto, o tiene nuestra reverencia alguna conexión con nuestra relación con Dios?
- ¿Le brinda espacio nuestra cultura actual a la verdadera amistad entre dos hombres o dos mujeres que no estén en una relación íntima? ¿Cómo podríamos recobrar la amistad en la Iglesia?
Salmo 130
Este es un salmo que, debería ser parte del juego de herramientas para emergencias de todo cristiano. Aquí se nos enseña que aún en los momentos de más profunda angustia, vergüenza y culpa, podemos esperar con ferviente anhelo el perdón del Señor. No es que el salmista presuponga que será perdonado y que a Dios no le importe el pecado. Tampoco elude a Dios aun cuando en aquel momento, imagino, su alma se siente más tentada a huir por el miedo y la auto-recriminación. Con gran humildad, clama para ser restaurado a la comunión con Dios. Él sabe, por experiencia, que este desahogo y redención solo puede venir del Señor, aun cuando es al Señor a quien ha ofendido.
Hacia el final del salmo, el salmista incentiva al pueblo de Dios a seguir su ejemplo, manteniendo la confianza en un Dios “cuyo atributo es siempre la misericordia”, como decimos en la Oración de Humilde Acceso”. Y la esperanza de Israel no está frustrada, porque Dios envía al mundo su hijo, cuyo nombre será “Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21)
- ¿De qué manera sus experiencias pasadas sobre la naturaleza de Dios y sus promesas en su Palabra, afectaron la manera como usted manejó emociones o circunstancias difíciles en su vida?
2 Corintios 8:7-15
Recuerdo que hubo un tiempo en que me sentía un poco abochornado cada vez que escuchaba uno de estos pasajes sobre las donaciones monetarias en la iglesia. Con mucha frecuencia vemos en las noticias que otro pastor o telepredicador, de una de esas megaiglesias, se ha enriquecido percibiendo un sueldo de seis cifras, rogando a los congregantes que entreguen su dinero, ganado con esfuerzo, para el “Reino de Dios”.
Pero las circunstancias para el llamado de san Pablo a los Corintios de hacer una colecta son radicalmente diferentes al llamado de los supuestos “superapóstoles” quienes se glorifican a sí mismos y hacen su fortuna personal del Evangelio. San Pablo nos llama a recordar el ejemplo de la renuncia de Cristo a sus atributos divinos cuando hacemos donativos: “Por su causa Él se hizo pobre, para que a través de su pobreza nosotros podamos ser ricos”. (v.9) La ofrenda es una oportunidad de poner a prueba la genuinidad de su amor y preguntarse qué tanto del amor generoso de Jesucristo perdura en ellos. Cuando Cristo vive en usted su generosidad hace nacer de manera natural e instintiva [el deseo de] cuidar de los pobres de la misma manera en que usted cuidaría de cualquier herida en su propio cuerpo. Martin Luther King, Jr. dijo alguna vez “todo lo que tiene vida esta interrelacionado. Nos encontramos en una red inevitable de reciprocidad ligada a un solo destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente. Mientras exista pobreza extrema en el mundo, ningún hombre puede ser totalmente rico, aunque tenga mil millones de dólares”. Solamente enriqueciendo generosamente la vida de los demás podemos realmente enriquecernos nosotros mismos.
- ¿Se ha sentido enriquecido al compartir generosamente con otros?
- John Wesley en su célebre texto dijo “La última parte de un hombre en convertirse es su billetera”. ¿Qué dicen sus hábitos financieros, a usted y a otros, sobre su relación con Dios?”.
- ¿Cómo entiende san Pablo la justicia económica en este pasaje? ¿Se trata solamente de la igualdad de sueldos o es acaso algo más complejo?
Marcos 5:21-43
De acuerdo con las antiguas leyes judías de pureza, cualquier judío que entrara en contacto con sustancias corporales fuera de lugar, o con un cadáver, estaba ritualmente contaminado y por tanto considerado no merecedor de acercarse a la Presencia Divina —la esencia misma de la integridad y la vida— hasta que fuera ritualmente purificado. La impureza ritual era transferida como una infección del impuro al puro. Sorprendentemente, en este pasaje, vemos dos historias donde Jesús se pone en contacto directo con una aparente impureza y en lugar de que esta lo infecte, la pureza y poder dentro de Jesús, transfirieron su integridad y vida ¡a las dos personas! San Marcos nos enseña en su narrativa que Jesús es el Más Santo de los Santos, el Templo de Dios donde el Espíritu mora, caminando entre nosotros e “inoculando” al mundo con su santidad, pureza, virtud y vida.
En efecto, como las muchedumbres en esta historia, nosotros con frecuencia nos codeamos con Jesús sin darnos cuenta de ello. Pero cuando lo tocamos a Él con fe y con expectativa fervorosa, el poder y vida que están en su cuerpo glorioso quedan entonces disponibles para la sanación y la transformación de nuestra humanidad y el mundo. Nosotros como cristianos nos convertimos en canales del poder y la gracia de Jesús hacia un mundo apartado de la presencia divina.
- ¿Qué cosas cree usted que pueden impedir el libre flujo vivificador del Espíritu Santo en nuestras vidas y circunstancias?
- ¿Por qué cree usted que Jesús sacó del cuarto a los que se mofaban antes de revivir a la hija de Jairo?
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