Estudio Bíblico

Estudio Bíblico: Último Domingo después de la Epifanía (C) – 2019

March 03, 2019


Éxodo 34: 29-35

Este pasaje aparece después de que las tablas originales de los Diez Mandamientos se rompieron, y la gente había creado el becerro de oro, cuando Moisés no había regresado del Monte Sinaí. Moisés le pide a Dios que se revele a sí mismo, y la naturaleza de Dios se revela como fiel, misericordiosa, amable y amorosa. Ante la gente que rompe el primer mandamiento, Dios responde con amor y misericordia, renovando el pacto que está representado en lo que conocemos como los Diez Mandamientos.

La luz divina de Dios se refleja físicamente en el rostro de Moisés, pero causa temor. El miedo es nuestro instinto natural frente a algo nuevo, incluso si lo nuevo es de Dios. Al igual que en la época del Éxodo, nuestro mundo está cambiando muy rápidamente, y es natural tener miedo. Aquí, Moisés calma el miedo mediante el uso del velo, y mediante las relaciones para acercarse a ellos. El reconocimiento de Moisés del temor de a gente le permitió caminar con su comunidad hacia la tierra prometida y en una relación más profunda con Dios.

  • ¿Qué relaciones le llevan a usted a una relación más profunda con Dios y cómo puede cultivarlas más?
  • Describa a alguien en quien vea a Dios reflejado. ¿Quiénes son y cómo ve a Dios en ellos?
  • ¿Qué es algo por lo que realmente teme y cómo podría Dios apoyarle para no tener miedo?

Salmo 99

La majestad y la grandeza de Dios son impresionantes y abrumadoras, y este salmo nos recuerda las muchas maneras en que el pueblo hebreo se encontró con Dios. Si bien el uso de la palabra “rey” para describir a Dios puede incomodarnos, el salmista deja claro que adoramos y buscamos a Dios que es grande y asombroso, no por el poder de Dios o el juicio iracundo, sino porque Dios es un amante de la justicia, equidad y rectitud. Como Moisés, Aarón y Samuel antes que nosotros, nos inclinamos y adoramos a Dios no porque tengamos miedo, sino porque al buscar a Dios buscamos la bondad, la justicia y el amor.

También buscamos a Dios que nos oye y es fiel. Las historias de Moisés, Aarón y Samuel nos recuerdan el amor de Dios por nosotros y cómo Dios nos llama a un pacto para generar justicia y redención para toda la creación.

Cuando adoramos a Dios, ¿estamos enfocados en la justicia y la redención? ¿Cómo podemos orientar nuestros corazones hacia la justicia y la redención en la adoración?

  • ¿Ha llamado a Dios y ha sido respondido como lo fue Samuel? ¿Qué pasó y cómo respondió usted?
  • ¿Tiene algo para pedirle perdón a Dios?

2 Corintios 3: 12-4: 2

Puede ser tentador leer este pasaje a simple vista y suponer que Pablo está argumentando que el cristianismo es simplemente mejor que el judaísmo, reconociendo que a menudo Pablo trata de hacer que el cristianismo sea accesible a los gentiles. Sin embargo, la lectura cuidadosa de este texto muestra que Pablo usa la historia de Moisés para guiar a los corintios a experimentar al Señor de manera similar a Moisés; dirigirse al Señor, a Cristo, con nuestros corazones y almas es diferente a solo seguir la ley. Así como Moisés experimentó a Dios de una manera tan dramática como para ser transformado, también podemos reflejar la gloria de Dios y luego dar testimonio de la transformación del mundo.

Es útil recordar el contexto en el que Pablo se centra en la iglesia de Corinto. La iglesia está en crisis y los miembros se han causado dolor y a Pablo. Sin embargo, Pablo ya les ha dicho que la esperanza que tiene en ellos es inquebrantable, y que a través de la gloria de Dios pueden ser transformados. Si la iglesia de Corinto, -y nosotros, por extensión-, puede abrirse verdaderamente al Cristo resucitado, metafóricamente revelado ante él, ellos pueden transformarse de una manera que no sea velada o encubierta. La misma gloria que transformó a Pablo, de perseguidor de la iglesia en apóstol, ahora busca ayudarlos a experimentar el resplandor y el esplendor de Cristo resucitado y vivir en la libertad que está disponible a través de él. Hay esperanza para la iglesia de Corinto y hay esperanza para nuestro mundo quebrantado, al tratar de experimentar a Cristo resucitado, desechando nuestros propios velos.

  • ¿Qué nos impide experimentar plenamente a Cristo de manera visceral y transformadora?
  • El conflicto es un componente inevitable del vivir en comunidad. ¿Cómo podemos buscar a Dios en esos momentos como lo hace Pablo con la iglesia de Corinto?

Lucas 9: 28-36 (37-43a)

La estación de la Epifanía enfoca nuestra atención en Jesús como el Cristo, el amado Hijo de Dios, el Mesías. Al igual que en la escena del bautismo de Jesús, oímos la voz de Dios, no solo identificando a Jesús como el Hijo de Dios, sino también implorando que los discípulos lo escuchen. La presencia de Moisés y Elías conectan a Jesús con la ley y los profetas; Jesús es el cumplimiento de las voces proféticas de la Biblia hebrea. Como cuando estuvimos en el bautismo de Jesús, se nos presenta una escena dramática que nos obliga a explorar y experimentar esta intersección de lo divino y lo humano.

El rostro de Jesús es radiante, como el de Moisés, lo que nos indica que esta es la presencia misma de Dios. Y, sin embargo, a diferencia de Moisés, la vestimenta de Jesús es deslumbrante como las figuras angelicales encontradas en la tumba de Jesús después de su resurrección. Esto es más que estar en la presencia de Dios. Esto es Dios encarnado en Jesús, plenamente presente con los discípulos.

Lucas quiere que no dudemos de que Dios se haya revelado a sí mismo a través de Jesús. La obra liberadora de Moisés en el Éxodo se magnifica; somos liberados en nuestra vida en Cristo. Las poderosas palabras y motivos de rectitud, misericordia y justicia que experimentamos a través de los profetas están ejemplificadas por Elías, y se manifestarán y se materializarán en la obra de Jesús (también se nos recuerda la lectura del rollo de Isaías al inicio de la estación de la epifanía). Mientras continuamos ocupándonos en esta intersección de lo divino y lo humano, lo hacemos a través de las lentes de la justicia, la misericordia y la rectitud que Jesús encarna como el Cristo y como plenamente humano. Esto ejemplifica que a medida que viajamos con Cristo y en Cristo, estos también deben ser los pilares de nuestras vidas.

  • ¿Dónde ve justicia y rectitud en el mundo que le rodea? ¿Dónde falta?
  •  ¿Cuál es su historia favorita de un profeta de la Biblia hebrea? ¿Qué le gusta de eso? ¿Hay una historia similar en la vida de Jesús?
  • ¿A quién identificaría como profeta moderno y por qué?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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