Tercer Domingo de Pascua (C) – 2010
December 11, 2024
Leccionario Dominical, Año C
Preparado por el Rvdo. Dr. Juan M.C. Oliver
Hechos 9:1-6; Salmo 30; Apocalipsis 5:11-14; Juan 21:1-1 9
¿Era Jesús cocinero? Juan dice que Jesús les cocinó a los discípulos un desayuno de bolillos con pescado en su tercera aparición después de haber resucitado.
¡Parece que al Señor le gusta aparecerse cuando estamos comiendo juntos! En el relato de Emaús los discípulos lo reconocen al partir el pan. Hoy les ofrece desayuno.
Durante su ministerio muchas veces Jesús toma pan, lo bendice, lo parte y lo reparte, por ejemplo en la multiplicación de los cinco panes y los dos pescados. Hasta hoy día, cada padre de familia judía al sentarse a la mesa, toma el pan, pronuncia la bendición, lo parte y lo reparte a la familia. Jesús, durante su ministerio, realizó las mismas acciones con sus seguidores en muchas cenas. Pero en la última cena, añadió: “Esto es mi cuerpo” y “Esto es mi sangre,” y así conectó su martirio en la cruz con las cenas que solía tener con sus seguidores.
Hasta hoy día Jesús toma, bendice, parte y reparte su propio cuerpo para darnos nueva vida. Ésta es nuestra tradición; lo que hemos recibido desde el comienzo: que reconocemos al Señor al partir el pan, es decir, al participar de la santa eucaristía, o misa.
En la primera lectura Pablo, tuvo la experiencia reveladora de que al perseguir a los cristianos estaba persiguiendo a Cristo mismo. Quizás esta ocasión dio origen a su gran idea: que los cristianos somos el cuerpo de Cristo. Jesús, nuestra cabeza, ya nació a la eternidad, pero el resto de su cuerpo sigue en dolores de parto. Es que nosotros y el Señor, como una pareja, somos una sola carne desde que, en el bautismo, morimos en el agua con Cristo y resucitamos con él a un nuevo modo de vivir como miembros de su cuerpo.
Por eso, Pablo, advierte a los cristianos de Corinto, que en las cenas que tienen los ricos los domingos no pueden comer por separado, sino que tienen que compartir su comida con los pobres, ya que todos forman parte del cuerpo del Señor, y por eso: “Quien come y bebe sin reconocer el cuerpo del Señor, come y bebe su propia condena” (1Cor.11:29).
Este cuerpo vivo del Señor que formamos todos nosotros es el verdadero cuerpo del Mesías, vivo aquí, en este lugar, hoy día. Por tanto, si alguien nos pregunta: ¿Cómo es eso de que Cristo ha resucitado? Le podemos contestar: “¡Es verdad! ¡Ha resucitado!” Porque miren: en esta comunidad, los ciegos ven, los cojos caminan y los pobres oyen buenas noticias. Pues nuestro ministerio es el mismo ministerio de Jesús que nos invita, como a Pedro, a seguirle en su modo de vivir: compartiendo nuestra vida con los más necesitados.
Por eso, cuando el ministro dice al que comulga: “El cuerpo de Cristo” no está hablando solamente del pan: ¡Está hablando de cada uno de nosotros! Nosotros somos, como dijo san Agustín, el pan que está sobre el altar: Dios nos está tomando, nos está bendiciendo, nos está partiendo y nos está repartiendo por la vida del mundo.
Que el Señor resucitado que cambia nuestro llanto en gozo nos alimente para llevar a cabo su misión aquí y ahora.
— El Rvdo. Dr. Juan M.C. Oliver es autor de Ripe Fields: The Promise and Challenge of Latino Ministry (Church Publishing, 2009), y de muchos artículos y ponencias en EEUU y Latinoamérica. En su disertación, The Look of Common Prayer, desarrolló criterios teológicos para la evaluación de lugares de culto. Desde 1999 hasta su jubilación en 2008, fundó y dirigió el programa hispano/latino en Teología y Pastoral del Seminario General en Nueva York. Vive en Nuevo México.
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